viernes, 1 de julio de 2011

POSIBLE FICHAJE


Según fuentes deportivas se habla que el CD Guadalajara estaría interesado en fichar a Antoñito.

Su historia en el fútbol profesional comenzó de forma fortuita, jugando un partidillo de fútbol sala contra un grupo de desconocidos, entre los que estaban dos ex jugadores del Sevilla, ahora representantes. La exhibición del hispalense fue tal que ambos representantes, que entre otros controlan la carrera deportiva de Lucas Alcaraz o Gonzalo Castro, quedaron prendados y decidieron hacerse con sus servicios para colocarlo en el Sevilla B. Antoñito, que por aquel entonces jugaba con el Marchena en Regional Preferente y se entretenía con bolos de fútbol sala, dio el salto con 22 años al club de su vida, el que había seguido desde chico y al que iba a ver todos los domingos. Allí se encontró con un tal José Antonio Reyes y ambos formaron una pareja demoledora arriba, bajo las órdenes del debutante Manolo Jiménez. Antoñito firmó 40 goles y el filial nervionense ascendió a Segunda B.

La gran temporada de Antoñito le catapultó hacia arriba. El Sevilla decidió ascenderle para la campaña 01/02, en la que regresaba a Primera, pero al no contar demasiado para Caparrós se fue cedido al Recre a mitad de temporada. En Huelva desarrolló una de las mejores versiones que hasta hoy se le conoce, marcó siete goles y fue uno de los líderes del ascenso para los onubenses. Al siguiente año regresó a su casa y por fin se asentó en el equipo. Logró gozar de minutos, se convirtió en ese jugador excepcional de momentos, que si tenía su día la podía armar y que si no estaba no estaba para nada. Marcó golazos, pero también dio tardes horrendas, ésa era su esencia, la imprevisibilidad que transmitía con el cuero.

Pero sobre todo se convirtió en un especialista en los derbis hispalenses, partidos que jugaba con una especial intensidad, dado su gran sevillismo, lo que no tardó en colocarlo como uno de los ídolos indiscutibles de la afición del Sánchez Pizjuán. Siempre aportaba algo en los partidos de máxima rivalidad, regalaba goles o los marcaba él mismo… En Nervión se llegó a decir que cuando Antoñito jugaba era imposible perder un derbi y así fue hasta su etapa final, en cierto modo.

Sin embargo, las genialidades del que fue apodado mago del Polígono, no sirvieron para convencer a un Juande Ramos que cuando llegó quería gente comprometida cien por cien con su profesión. Ese fue el gran problema del exquisito sevillano, que siempre entendió el fútbol como una diversión y no como una obligación profesional. Por eso con Juande duró poco y se fue al Racing, cedido, donde cuajó una gran temporada. Le ofrecieron la renovación pero Santander estaba demasiado lejos de su ambiente y prefirió irse al Murcia, donde le brindaron un buen contrato y contaba con la garantía de Lucas Alcaraz, uno de los técnicos que mejor le ha entendido desde siempre.

En el Murcia volvió a lograr un ascenso como protagonista directo y a pesar de que tenía la oportunidad de regresar a Primera, volvió a dar prioridad a sus gustos personales ante su futuro profesional y fichó por el Xerez para poder estar cerca de Sevilla. El año pasado destapó varias veces el tarro de sus maravillosas esencias, aunque de forma irregular, sin gozar de continuidad. No obstante, para sorpresa de muchos, ha sido en esta campaña, con 30 años a sus espaldas, cuando ha vuelto a resurgir, a pesar de que muchos daban por hecho de que estaba totalmente acabado.

Actualmente es jugador del Xerez CF

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